Dormir demasiado o poco tiempo: se ha comprobado que las personas con 5 horas o menos de sueño acumulan grasa abdominal y aquellas que duermen más de 9 horas son menos activas. Por ello es importante mantener las horas de sueño entre 7 a 8 horas.
Servir los alimentos en la mesa: si colocas una cazuela de papas, pollo o alguna otra comida en la mesa, solo comerás más de lo normal. Para terminar con este problema, es mejor servir el manjar en la cocina o en un lugar alejado de nuestra mesa.
Comer a grandes bocados: si masticas rápido o comes en grandes cantidades una comida, ésta no te llenará; sino todo lo contrario, querrás comer más. Desde ahora preocúpate en dedicarle un tiempo a saborear tu comida.
Nada más que ver televisión: el tiempo que pasas frente a este aparato te mantiene inactivo y no quemas calorías. Realiza tareas como lavar los platos, alimentar a las mascotas, planchar, etc., a fin de aumentar tu actividad física.
Exagerar en el consumo de gaseosas: debido a los altos componentes de distintos azúcares, no logramos conciliar el sueño. Las bebidas gasificada se transforman en grasa rápidamente y nos vuelve adictos con el pasar del tiempo. Así que es importante que disminuyas la frecuencia con que tomas las tomas, pues afectan tu salud.
No incluir grasas poli y mono insaturadas: son aquellas que tienen menos presencia en nuestra dieta y su consumo es primordial para aumentar nuestra energía. Entre las poli insaturadas encontramos: algunos frutos secos, pescado, aceite de pescado, semillas de lino, y entre las mono insaturadas: aceite de oliva, nueces, pasta de cacahuete, aguacate.