El síndrome metabólico y sus componentes individuales se asocian a una elevada incidencia de enfermedad cardiovascular. La obesidad y el sedentarismo son factores de riesgo, por lo que es necesario planear y establecer una dieta contra el síndrome metabólico.
La modificación de los hábitos de vida es una intervención de primera línea en la prevención y tratamiento de la resistencia insulínica, la hiperglucemia, la dislipemia y la hipertensión arterial.
1. Aumentar el consumo de fibra: Verduras, panes y pasta integral, aumentaremos la proporción de las proteínas vegetales como legumbres, tofu, frutos secos crudos, levadura de cerveza, germinadas, manzana, entre otros.
2. Ácidos grasos: Los ácidos grasos tipo Omega 3 (pescado azul, semillas de lino o linaza, germen de trigo, soja o soya, etc.) ayudan a cuidar el sistema cardiovascular.
3. Endulzantes: La stevia y el agave ayudan a mantener estables los niveles de azúcar o glucosa.
4. Especias: Incluir en tus alimentos especias como la canela y el ajo, que es considerado el mejor aliado contra este síndrome, dado que ambos ayudan a regular los niveles de azúcar, colesterol e hipertensión.
5. Suplementos: El cromo, en forma de oligoelemento, ayuda a regular los niveles de insulina y favorece el equilibrio niveles de glucosa y colesterol.
Mientras que el triptófano es un aminoácido que reduce el estrés, por lo que el cuerpo libera menos cortisol y adrenalina, lo cual favorece dicho equilibrio.