Ya sabemos que acariciando partes del cuerpo tales como la espalda, las orejas y cuello provocan esa sensación de deseo. Pero existen otras zonas que poseen de nuestro organismo que merecen ser exploradas.

La curvatura del labio inferior. Nos referimos al punto central de tu labio inferior que prácticamente se convierte en la barbilla, en ese punto convergen decenas de terminaciones nerviosas, las cuales bien estimuladas provocan el máximo placer.

La manzana de Adán. Este punto es exclusivo de los caballeros. Esta parte de la fisonomía masculina, la cual resguarda a la glándula tiroides, está íntimamente relacionada con todos los genitales, por lo que si una mujer pretende un encuentro sexual con su pareja tendrá que estimular esta área.

Los tobillos. Precisamente entre el talón y el hueso de los tobillos hay un punto nervioso que está ligado de manera directa a los genitales. Sabiendo esto, puedes iniciar la sesión romántica dándole un pequeño masaje en los pies, haciendo un poco de presión en esta zona.

Los pezones de los hombres. Es por todos conocidos que uno de los puntos más sensibles en las mujeres son los senos y por lo tanto, los hombres concentran gran parte de su atención en estimularlos para lograr un momento sexual inolvidable.

El ombligo. Es una de las zonas erógenas más fuerte de todo el cuerpo, sobretodo en las mujeres. Besos y caricias alrededor de él tiene un matiz altamente sensual para ambos géneros.