De acuerdo con un estudio, los niños que no tenían una relación emocional segura con sus padres (hombres), presentaban mayor riesgo de obesidad a los cuatro años. Sin embargo, un nuevo estudio establece que el riesgo persiste hasta los 15 años.
En esta segunda investigación de la Universidad Estatal de Ohio, se demostró que el tipo de relación emocional que se establece entre una madre y su hijo puede hacer la diferencia entre un adolescente obeso y otro de peso normal.
Se informó que mientras menos sensibilidad tenía la madre por las necesidades emocionales de su hijo, es decir, menor capacidad para reconocer el estado emocional de su hijo y responder a él acertadamente, más riesgo tenía de ser obeso a los 15 años.
De los menores que tenían relaciones de mala calidad, un 25% era obeso, contra un 13% de los que tenían vínculos más estrechos con sus madres.
De esta manera, recomendaron que ante los actuales problemas de obesidad infantil, además de establecer adecuados programas de alimentación y ejercicio, se lleven a cabo dinámicas afectivas que permitan estrechar las relaciones entre los padres y los niños.
Fuente: Salud 180