Si hiciéramos una reflexión podrían surgir varias situaciones que nos molestaron, donde no pudimos expresar lo que sentíamos: Dolor, tristeza, coraje, etc.
Esto se puede reflejar en ciertos momentos como cuando has sufrido un abuso y no pudiste defenderte porque la persona era un ser querido o alguien con cierto poder, como tu jefe, y esto se repite una y otra vez, pero si no les pones un alto seguirán abusando. Esta situación no sólo te lastima, sino que tu autoestima sufre y el cuerpo se rebela, la voz se pierde para que hagas un alto, te obliga a reflexionar y exigir lo que es tuyo.
El siguiente ejercicio te ayuda a liberar la emoción atorada: Acostado (a) en el suelo con los ojos cerrados y las piernas flexionadas bien apoyadas en el suelo, realiza tres respiraciones profundas; inhala y exhala por nariz, a la cuarta inhala por la nariz y exhala por boca, haciendo el ruido de “Aaaaa”.
Esto lo repites hasta que el sonido se vuelva más fuerte y sientes cómo el nudo en tu garganta se libera, es momento de hacer una pausa, sin pararte y en la posición que estás, analiza que es lo que pasó por tu mente; reflexiona y siéntelo. Ahí encontrarás la respuesta. Muchas veces hay que repetir el ejercicio varias ocasiones para que salga del todo. Sólo ten paciencia.
El siguiente paso es exigir lo tuyo, defenderte y poner un alto a las personas que te hacen daño. Siente la fuerza de tu voz; el resultado puede ser maravilloso, sentirte fuerte. Recuerda que tú te mereces lo mejor.
El propósito es no volverte a quedar callado ante las injusticias o ante aquello que no te parece de una manera sana para ti y los demás. Libérate de enojos y conflictos; date la oportunidad de ser feliz.
Fuente: Salud 180